ENTREVISTA A VICENTE PASCUAL RODRIGO, V: ENFERMEDAD Y EXPRESIÓN ARTÍSTICA
Hola Javier, nos veremos mañana ¿verdad?
Aquí te envío lo que corregí y una nueva respuesta. Aquí va la corrección:
Vicente Pascual
Es muy cierto lo que dices, siendo pintor es lógico hablar también del medio. Poco tengo que decir, pues siempre ha habido dos puntos que me ha parecido necesario tener en cuenta. Si en primer lugar hay una intuición de, digamos, un arquetipo, el concepto plástico ha de ser consonante con la idea y, en segundo lugar, el modo de llevarlo a cabo a de ser adecuado al soporte. Una escultura de bronce requiere un tratamiento adecuado al bronce; pero por supuesto, esta adecuación puede llevarse a cabo de distintos modos sin traicionar la materia del soporte, y, sin utilizar esa traición –como a menudo se hace– para llevar la atención fuera del objetivo. Esto me ha llevado a tener cierta aprensión hacia la cocina plástica, el uso de los efectos visuales, como actitudes sofistas en las que el “como” (el cual tiene sus derechos en su plano) prevalece sobre el “que”. Ceñirse a las características de un soporte o una materia, o a unos cánones, sólo limita a aquel que no domina el oficio.
Mi trabajo abarca ya más de treinta años pintando y, logicamente, mi pintura ha variado, ha atravesado épocas que, si han sido lo que debieran ser, son aspectos de lo que amo y de lo que deseo actualizar interiormente. He pintado en forma de paisaje, en algunas épocas de un modo casi fotográfico, muriendo a la belleza tal como aquí se manifiesta. En otros momentos he tratado de expresar lo que ella expresa con formas paisajísticas análogas pero diferentes a las de la experiencia diaria. Más adelante mi necesidad interior me llevó a vivir interiormente la inteligencia de los ritmos de la naturaleza en el espacio y en el tiempo; en esta época mis pinturas dejaron de aparentar ser paisajes al asumir formas estríctamente geométricas. Y, ahora, mis pinturas son extremadamente austeras, seguramente aburridas para muchos, son meditaciones sobre las cualidades en su dimensión menos manifiesta a través de lo manifestado.
Cada uno de esos planteamientos me ha exigido un modo de actuar, de pintar. En ocasiones un modo dulce, a veces riguroso, a veces con colores brillantes y otras con el color de la sombra. He trabajado con pigmentos tratados como opacos o como transparentes. Esto es algo natural en el pintor que no se somete a las corrientes, llega un momento que casi no eres consciente de tu modo de trabajo, como no lo eres de los movimientos de los músculos de tus manos. Pero hoy, curiosamente, las técnicas y los modos han adquirido una sorprendente centralidad; ves, por ejemplo, los que hacen video tan centrados en su medio como un aficionado podría estarlo hace unas cuantas décadas con las maneras de la acuarela.
En mis últimos trabajos, en cualquier caso, utilizo sólo dos colores: un negro humo y un óxido rojizo. Lo hago con docenas, quizá cientos, de capas transparentes, de modo que no me doy mucho permiso para las rectificaciones.
Antes he mencionado a los sofistas y su paralelismo con la dependencia de los efectos técnicos tan frecuente hoy, te diré que también me hacen pensar en ellos como tristes abogados mediocres que luchan por aparentar que están en la verdad (la cual por otro lado niegan absolutamente), en lugar de esforzarse por participar en ella, y esto, creo, frena la disposición para la efectividad intuitiva y discriminativa.
Esto con un fuerte abrazo
Vicente Pascual
Y aquí va la nueva respuesta:
Vicente Pascual
Perdona, por favor, por tardar tanto en dar señales de viada. Pasado mañana se inaugura mi exposición y se presenta mi libro de “Las 100 vistas” en el CDAN de Huesca y ello está absorbiendo mi tiempo. Es muy interesante tu pregunta y trataré de contestarte tan correctamente como me sea posible, pero he de ser conciso.
Considero que todo acto humano parte necesariamente de un aquí y de un ahora que idealmente son reflejos de un centro y de un eterno ahora. En Islám se dice que lo bueno está en lo que pasa, es un hadîth muy profundo, aunque confuso en el mundo moderno en el que “lo que pasa” es considerado como algo accidental que puede ser o no; este dicho entiende que todo lo que sucede, y en la medida en que sucede, es una expresión de la realidad necesaria. Quiero decir con ello que todo aquello que nos acontece es susceptible de ser asimilado como un medio de conocernos a nosotros mismos y, con ello, para trabajarnos.
Hace uns días, me parece recordar que era contigo, hablábamos de que todo arte –toda actividad humana acorde con la condición humana– para alcanzar una cierta profundidad y no verse reducida a ocio, ha de venir acompañada de un trabajo interior que le dé sentido. Mi enfermedad, este cancer bastante agresivo, se está comportando dentro de su gravedad de un modo bastante benévolo conmigo; la quimioterapia está reduciéndo mis fuerzas al mínimo, y cuando digo al mínimo digo al mínimo. Pero tengo la fortuna de que por el momento no estoy sufriendo de mayores molestias que las que produce una gripe, lo que me permite confrontal la situación de un modo bastante sereno –Dios quiera que esto se mantenga en caso de que el dolor se acreciente–. Como quizás ya hemos hablado, durante los doce años que viví en EE.UU. me llamó muchísimo la atención ver como la muerte se escondía, no se hablaba de ella, la vida era lo real; y vi que este olvido de lo que podríamos considerar el momento más importante de la vida, era lo que daba ese carácter tan trivial a los más de los americanos. Para mi consternación, cuando regresé aquí hace unos tres años vi que esta dolencia del olvido estaba muy bien asentada entre nosotros los españoles, en nuestra opulencia. Así, veo como un privilegio, aunque a nadie se lo deseé, este apoyo exterior para el recuerdo no morboso de la muerte y con ella de la vida; la ayuda para recordar la diferencia entre lo que somos y nuestra posibilidad, y, por tanto, para trabajar sobre uno mismo. Por supuesto la jerarquía de valores adquiere, creo, mayor precisión.
Podríamos seguir hablando y hablando del don de la enfermedad, pero sería muy largo y fuera del alcance de esta entrevista. Pero si quiero decirte que el libro que durante este año he producido es, necesariamente, una meditación sobre la Vida, la Muerte y el discernimiento y el amor.
Esto con mis mejores deseos y un abrazo,
Vicente
2 comentarios
javier delgado echeverria -
Vicente Pascual
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Me alegro mucho de que esta entrevista haya despertado tan vivo interés por tu parte en la búsqueda del libro "Las 100 vistas del Monte interior". No te defraudará. Un abrazo.
Anónimo -