ÁRBOLES EN ZARAGOZA. PROBLEMAS DE FONDO. URGE UNA ACCIÓN TÉCNICA, URBANÍSTICA, HISTÓRICA Y VECINAL.
Una corteza de ciprés herido, que devuelve belleza donde recibió violencia. Si hace milagros será San Ciprés.
El arbolado urbano a principios de siglo XXI es uno de los asuntos más complejos del diseño urbanístico y de la programación de mejoras en la cida cotidiana de la ciudadanía. Se trata de la naturaleza en la ciudad, pero de una naturaleza que hay que programar y atender ya de por vida. El mantenimiento del arbolado urbano es caro, más cunto más grandes son los ejemplares. Si el arbolado de una ciudad está en general en malas condiciones, el problema se multiplica por infinito y las novedades son casi imposibles de plantear: pesa el trabajo de atender un gran número de ejemplares enfermos, muertos, en peligro, etc.
El libro "Árboles en la ciudad. Fundamentos de una política ambiental basada en el arbolado urbano" (Madrid, Ministerio de Obrasd Públicas y Transportes, 1992), sigue siendo lo más aprovechable de lo publicado en España sobre el asunto, y ya van catorce años desde que salió.
Una aproximación al problema desde la óptica del urbanismo "ecológico" requiere la participación de muchos sujetos, desde luego de la ciudadanía "de a pie": no es asunto sólo de burócratas y oficinas, ni de empresas del ramo, ni de autoridades municipales; o participa una gran pluralidad de sujetos, entre los cuales, evidentemente, se necesitan a los científicos y técnicos apropiados pero también a l@s vecin@s conocedor@s de la pequeña historia del arbolado cercano a sus domicilios, las entidades de estudio y defensa de la naturaleza, las asociaciones vecinales, etc.
El arbolado urbano, como parte de la vivencia de la ciudad, es un elemento en el que se concentran no sólo multitud de problemas concretos de la vida urbanam sino en el que cristalizan elementos subjetivos, emocionales, históricos, etc., lo que hace que el trato a los árboles y a los conjuntos de árboles de una ciudad deba tener en cuenta la sensibilidad vecinal y la vivencia tanto del presente como del pasado, sobre la cual no suele haber recogida mucha información, ni siquiera oral.
En cualquier caso, la Zaragoza de principios de siglo XXI tiene que afrontar una tarea a medio y largo plazo para asegurar que la calidad de vida de sus habitantes (incluidos los propios árboles habitantes en ella) no empeore definitivamente sino que mejore siempre más.
Habrá que ir agrupando fuerzas en la dirección de conseguir una participación efectiva en el estudio y tratamiento de los problemas del arbolado de Zaragoza. ANSAR ya ha comenzado a llamar la atención con mucha claridad y podría ser el núcleo alrededor del cual se formase una verdadera comisión cívica capaz de colaborar crítica y eficazmente con el Servicio de Parques y Jardines. Cualquiera otra vía sería también posible, como la crecientemente constituida comisión cívica "Iniciativas ciudadanas para el Parque" (INCIPAR), creada por la Fundación Ecología y Desarrollo. No es que dé igual cómo se empieza y cómo se organiza la acción, pero lo más importante ahora es buscar un comienzo abierto que permita adecuarse a las condiciones concretas en las que se encuentra el tratamiento del arbolado urbano de Zaragoza.
Volveremos sobre el asunto. El que avisa no es traidor.
He dicho.
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