COMUNICADO DEL XV ENCUENTRO DE MUJERES Y TEOLOGÍA
Por su interés, reproduzco aquí este texto que me ha sido amablemente enviado.
Comunicado del XV Encuentro de Mujeres y Teología.
Caminos de la Interreligiosidad e Interculturalidad,
de la Asociación de Mujeres y Teología de Zaragoza
Los días 29, 30 de septiembre y 1 de octubre nos hemos reunido en Zaragoza
más de 325 mujeres y algunos hombres para abrazarnos y mezclarnos en este
despuntar del otoño. Durante estos tres días, las aragonesas de la
Asociación Mujeres y Teología de Zaragoza nos hemos visto acompañadas por
mujeres del resto de las Asociaciones de Mujeres y Teología del Estado, así
como por una gran variedad de grupos y movimientos religiosos,
fundamentalmente, aunque no exclusivamente, cristianos, y de personas no
creyentes, procedentes de Guinea, Marruecos, India, Japón, Italia, Irlanda,
Austria, Alemania, Portugal, Venezuela y Nicaragua.
La misma preparación fue ya un camino de búsqueda, complicidad y diálogo,
facilitado por la red de redes de Internet. En el desarrollo del Encuentro,
junto con la Asociación, quince mujeres de distinta procedencia, formación y
creencias coordinaron y dinamizaron las Ponencias, los Talleres y el Debate
cruzado. Recogemos algunos Ecos que nos resuenan con más intensidad:
Se abordó el tema de la Diversidad percibida y vivida. Desde el comienzo de
los tiempos el mundo ha sido diverso. Son diversas las comidas, las músicas,
las manifestaciones artísticas, los paisajes, las culturas, las etnias, los
colores…Sólo al pensamiento humano se le ha quitado la diversidad. ¿Quién
mató la diversidad?
El Diálogo es el primer camino de la interculturalidad e interreligiosidad.
Las mujeres establecemos diálogos en la vida, en el trabajo por la igualdad
y la justicia, en la experiencia espiritual y se nos excluye de los diálogos
teológicos en los cuales es necesario y urgente que participemos.
En nuestra vida en diálogo se van dando vivencias y experiencias de
conocimiento y de sabiduría en las que hay que ponerse en juego
personalmente y exponerse una misma. Sabemos que dialogar es crear un
espacio y una historia común; es una herramienta de empoderamiento que
posibilita a las mujeres, como expresa la teóloga Ursula King, percibir y
criticar las profundas injusticias a las que nos vemos sometidas y poder
desarrollar juntas alternativas imaginativas. Desde el diálogo podemos
llegar a una posición de frontera, siempre abierta, que nos permite acercar
vivencias y convicciones, y que nos va cambiando lentamente. El diálogo es
un camino de ida y vuelta y de autocrítica.
En los caminos interculturales e interreligiosos todas y todos necesitamos
analizar y desprendernos de los estereotipos que tenemos sobre culturas y
creencias diferentes a las nuestras y disponernos a aprender de ellas.
En todas las sociedades de nuestro mundo las mujeres, a pesar de las
dificultades que encontramos, luchamos por nuestra emancipación, por
hacernos visibles en paridad con los hombres, por tener cada una su propia
voz, por experimentar su propia fuerza y poder, por identificarse y
definirse a sí misma y por tomar sus propias decisiones, con una sensación
de libertad completamente nueva. Estamos creando redes de emancipación y
resistencia compartida. También dentro de la Iglesia católica hay algunos
grupos de mujeres que mantenemos una resistencia activa que nos lleva a
veces a la desobediencia. Una de esas experiencias personales fue compartida
en el Encuentro por una mujer austriaca, ordenada.
El arte, la danza, la fiesta, la celebración… son expresiones que ponen en
juego nuestro cuerpo y nuestro espíritu, nuestros afectos y sentimientos.
Son caminos de comunicación e intercambio. Por eso este XV Encuentro de
Mujeres y Teología en Zaragoza ha estado envuelto todo él de símbolos,
oraciones, músicas, ofrendas y ritmos de las diversas culturas y religiones,
que nos han permitido abrazarnos, mezclarnos y emocionarnos.
Necesitamos cada persona conocer nuestra propia tradición religiosa,
compartir relatos de mezcolanza, vivir en relatividad, que no es
relativismo, sino que es un estado de relación en igualdad, en projimidad.
No tener miedo a analizar, debatir, a crear criterios de discernimiento en
nuestra religión y en otras.
En la medida en que unas religiones se consideren mejores respuestas a las
preguntas que llevamos por dentro, entonces se dificulta todo tipo de
encuentro y de diálogo, porque toda religión es una construcción cultural.
Los fundamentalismos de las religiones se producen cuando se pierde su parte
mística y cuando esto ocurre la religión entra en rigidez, sin flexibilidad
ni apertura. En la mística es donde desaparecen las diferencias entre las
religiones. En la aventura personal de entrar en diálogo con una misma sobre
lo interreligioso, experimentamos inseguridad, a la vez que estos cambios
nos lanzan a superar prejuicios y a algo nuevo.
Desde nuestra tradición católica, la salvación llega a nosotras a través de
la voz de Jesús de Nazaret aún vibrante para tantos y tantas y su parte de
verdad, pero también a través de otras muchas voces y de otros muchos trozos
de verdad y entre mucha gente y muchas voces distintas.
Hay espacios en los que podemos confluir personas que compartimos una
tradición religiosa con otras que no la tienen, como son: la poesía,
expresión de una espiritualidad, el dar sentido a vivir en un cuerpo de
mujer, la defensa y cuidado de la vida y de la paz, los valores que se
defienden en el compromiso social…
Existe un territorio interno que tiene que ver con el núcleo espiritual que
hay en todos los seres humanos, por donde se aventuran las distintas
religiones y también por donde se aventuran las pacifistas, ecologistas,
feministas…En el principio era la diversidad/diferencias… y la Palabra se
hizo diálogo inter/intra-humano.
Las mujeres no venimos a pedir sino a ofrecer.
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