MI HIJA CELIA TIENE UNA PERRITA QUE SE LLAMA "SARIA". ¡Y QUÉ CONTENTAS ESTÁN LAS DOS JUNTAS!
Desde que tiene boca, Celia pidió una mascota, un animal (también intentó conseguir algún que otro robot: escribimos a una fábrica japonesa, pero nada). Hace unos años tuvo un pez llamado "Ron", naranja y gordete, luminoso. Vivió la no frecuente vida de tres años en su pecera.
El año pasado sus amigas le regalaron un hamster, al que llamó "Merlín". Con él - con ella, porque era hembra, según nos dijo el veterinario - se comunicaba mucho más que con el pez: al menos "Merlin" parecía responder a sus estímulos.
Y estaba tan contenta con él cuando una tarde comenzó a verlo pocho. Bajó enseguida al veterinario, que le dijo que la hamstercita estaba perfectamente. Celia no las tenia todas consigo, de modo que al día siguiente, nada más volver del Instituto, fue a la jaula de su mascota: estaba muy quieta, demasiado quieta.
Hace unas semanas vimos a Saria (que todavía no se llamaba Saria) en el escaparate y nos gustó a los tres. Acaba de cumplir los tres meses, le han puesto las vacunas y ayer salimos a pasear un rato con ella. Enseguida quiso ir por la calle. Los coches le aterorizaban, las palomas le sorprendían, todo lo que olfateaba le parecía interesantísimo.
Se comunicó con señores y señoras, con niños, con perros y seguramente con más bichos de los que podíamos ver. Lo pasó en grande. Es una perra "caniche toy", así que nunca dejará de ser un poco juguete, por su tamaño y por su forma de ser.
Celia y yo hemos comenzado a amestrarla: Saria es inteligente y aprende deprisa. Cualquier día nos sacamos unas perras poniéndola a hacer gracias en la puerta del Corte Inglés. Por ahora mea y caga donde le da la gana, qué le vamos a hacer. Ya le tenemos cariño. Y se hace respetar, la muy.
1 comentario
Laquesóloselevelamitaddelacara -
Creo que con eso ya lo he dicho todo.