ÁLBUM DE LAS ANDANZAS DE MI BUEN AMIGO CARLOS GARCÍA DE LA PEÑA, II: EL MOJÓN DEL KILÓMETRO 100 DEL CANAL IMPERIAL DE ARAGÓN

 Transcribo a continuación la mismísima nota explicativa que me envía Carlos García de la Peña sobre la foto II de este álbum de curiosidades que hacemos a la limón. Las palabras de mi cuñado-amigo dan perfecta idea del asunto y de su vivencia personal al hacer la fotografía.

 Escribe  mi remitente:

El Canal Imperial perdió su identidad
a la altura del Burgo de Ebro.

El mosen Pignatelli y sus animosos muchachos se
desesperaron repetidas veces a esa altura, por la presencia continuada de
"dolinas", lo que les acabó por desquiciar y renunciar al primigenio
objetivo, como era hacerlo navegable hasta Tortosa (Sástago he leido en
otros textos....).

A principios del siglo XX, el Canal perdió parte de su
cauce y, nada más pasar por La Cartuja le hicieron una brusca derivación
hacia la izquierda, buscando descaradamente al Ebro.

Sin embargo, quedó allí, seco para siempre un largo tramo que he tenido el
privilegio de recorrerlo con el amor y respeto que merecía la ocasión. El
Canal, dicen en su web, tiene de largo 108 kms desde El Bocal hasta su
"desembocadura".

Esta foto  recoje un solitario, abandonado e "inútil" mojón
que marcaba el kilómetro 100 (el "cero" está en El Bocal), a la orilla de un
tramo de cauce seco y abandonado del Canal.

Quien sabe si este punto no se recorre desde los tiempos de Don Ramón

(no creo... hay puñeteros
cazadores que pululan más que las moscas).

Fue para nosotros (el momento de
descubrir el mojón) indescriptible por su emoción:

Recorríamos un recuerdo y
allí estaba él, más solico que la una, "el mojón del km 100".

Aún me
emociono al recordarlo........

1 comentario

[Carlos García - 01 de enero de 2007 - 07:12]

Gracias, Javier, por publicar en tu blog lo del "mojón del 100". Ya te he contado en varias ocasiones que profeso hacia el Canal Imperial de Aragón una gran admiración y respeto. Pasa por ser la obra hidráulica más importante del mundo que se acometió durante el siglo XVIII y su historia, vivencias, problemas y logros, en mi opinión, están todavía por escribirse.
Me parece que fue J. R. Marcuello el que, en las páginas del Heraldo de Aragón, hace unas pocas semanas, incidía en esta idea y la adornaba con un dato precioso, que un servidor ignoraba hasta esa fecha. Hasta Don Gaspar Melchor de Jovellanos, de camino hacia su segundo destierro hacia tierras mallorquinas, tuvo la oportunidad de viajar en barca desde El Bocal hasta donde le dejasen (....) y dejó testimonio de sus vivencias en algunos escritos que Marcuello (creo que era él) reivindicaba su publicación con ocasión de la EXPO'08 y que yo, humilde y curioso, apoyo incondicionalmente.
Falta por escribirse la densa historia del "cuarto río de Zaragoza". Los que lo conocemos por haberlo andado, esperamos con impaciencia que alguien afronte esa pequeña odisea.