LIBROS Y FERIAS. ANTE LA INMINENTE INAUGURACIÓN DE LA FERIA DEL LIBRO DE ZARAGOZA
Artículo publicado en Heraldo de Aragón, "Artes & Letras" del jueves 1 de junio de 2007
(Se publica aquí con una frase más. Descúbrala)
LIBROS Y FERIAS
El libro es un curioso ser. Cuanto más inmediatamente presenta sus rasgos propios menos inmediatamente deja ver los rasgos personales de su autor y cuanto más publica las cuitas de una sociedad y de una situación histórica precisas más tiempo permanece en pie como heraldo de los problemas generales de la humanidad. El libro, hijo en nuestro tiempo de la rueda, es, como ella, un descubrimiento y un invento y, como ella, gira infatigablemente alrededor del mundo en todas las direcciones posibles del espacio y del tiempo, contribuye a la comunicación entre civilizaciones diversas y supera una tras otra cuantas trabas se opongan a su libre rodar. El libro promueve la segunda actividad más íntima que pueda realizar un ser humano y contiene en su interior el segundo más potente germen organizador de su vida colectiva. El libro cerrado es una promesa que sólo al abrirlo se realizará, pero sólo si puede ser cerrado contendrá sin merma esa promesa. Su materialidad esconde discretamente su modesta constancia de papel encuadernado para adquirir una cuota de la esencia de cualquier otro noble soporte del saber, del arte y de la cultura. La biografía del libro es una mota en la pequeña historia del comercio, pero en el detalle de esa historia el comercio se eleva sin duda a una superior categoría en el ámbito de las relaciones sociales. El libro existe independientemente y más allá del lector y la lectura, pero sólo en la lectura del lector se realiza cabalmente su existencia de libro. El libro hace que parezca que sus lectores se relacionan con él, cuando es simplemente una plataforma de conexión entre sus lectores y su autor. La eternidad del libro es un brillo en el agua, pero el fulgor de esa luz efímera permanece más tiempo encendido en nuestras mentes cuanto más grande sea la magnitud del astro del que partió. En las ferias del libro, el libro se exhibe más que nunca ante el público, pero en ellas el libro cede, más que nunca, el protagonismo del momento a su autor.
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