Marcelo García, ayer, frente al tejo de la plaza de Europa con el marco que le regalaron los alumnos. | mercedes menéndez |
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De regalo, el tejo de la plaza Europa | Los alumnos del Jimena «obsequiaron» a Marcelo García con el árbol que él plantó cuando fue concejal en 1983 |
Es un regalo especial y, ante todo, original. Marcelo García plantó hace 25 años el tejo que ayer le regalaron los alumnos del IES Doña Jimena. Un homenaje a un hombre que «tanto trabajó por al democracia» y el «medio ambiente» en la ciudad y que él recogió con el orgullo de haber visto «crecer el árbol» casi como si fuera un hijo.
Las historias comienzan en momentos muy distintos y se cruzaron ayer en la plaza de Europa. La profesora de Botánica Aplicada del Jimena, Elia Isabel Criado, planteó hace tres cursos a sus alumnos de 4.º de la ESO hacer un estudio de los árboles que hay en la ciudad. Una iniciativa que fue cogiendo forma y afianzándose hasta crear una página web en la que pueden verse muchos de los árboles. «Es una página en continuo crecimiento porque siempre hay cosas que añadir», comenta la profesora.
Entre las posibilidades que ofrece la web está la de apadrinar o regalar uno de esos árboles. De manera virtual, claro. «En cada árbol se puede poner una dedicatoria y un emoticono. Hemos recibido visitas de muchas partes del mundo, de gente que quiere apadrinar un árbol de Gijón», explica Criado. Lo que empezó con los alumnos de la ESO se ha convertido en un importante estudio en el que colaboran más de un centenar de investigadores (también profesionales) y que cuenta con más de 400 apadrinamientos.
Y así llegaron al tejo de la plaza de Europa, uno de los más bonitos que hay en la ciudad, y a Marcelo García. El que fuera concejal de Medio Ambiente del primer Ayuntamiento democrático recibió ayer la ficha del tejo y una dedicatoria de los alumnos. «Cuando llegué al Ayuntamiento había 1,4 metros de zona verde por habitante y entonces se decía que lo saludable es que hubiera cuatro metros», recuerda García. Así que se puso manos a la obra.
Y una de sus primeras plantaciones fue el tejo. Por aquel entonces, en 1983, no existía el parque y la carretera pasaba muy cerca del árbol. «Cooperé en la remodelación de la plaza y me preocupé mucho de que el tejo no fuera dañado», dice. Y así ha llegado hasta hoy, con 30 años, «porque cuando lo planté tenía cinco» y habiéndose convertido en uno de los tejos más robustos de los que están plantados en Gijón. «Agradezco mucho a los chicos que me hayan hecho este regalo. Para mí es un honor estar hoy aquí», dijo.
«A mí me gusta mucho este árbol. El tejo es muy representativo y tiene mucha historia», recuerda Marcelo García. «La cultura celta lo tenía como un árbol sagrado» y, de hecho, al lado de estos árboles construyeron después los cristianos las iglesias y ermitas, especifica Elia Isabel Criado. Pero si por algo se conoce este árbol es por el popular dicho de «tirar los tejos». «Es también una costumbre celta. Las mujeres, en la noche de San Juan, tiraban las semillas de este árbol a los mozos que les interesaban, y de ahí viene el dicho», explica la profesora. Un árbol especial con el que, eso sí, hay que tener cuidado. Es altamente tóxico; todo excepto el fruto, que es carnoso. «Pero dentro del fruto están las semillas y si se comiera una podría resultar mortal».
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