HUELGA GENERAL
HUELGA GENERAL
(Artículo publicado el viernes 17 de septiembre de 2010 en Heraldo de Aragón)
Que la convocatoria de huelga general que han lanzado los dos sindicatos de clase mayoritarios, CCOO y UGT, no surge de una posición de fuerza ni puede pretender un cambio radical en la vida socio-económica del país es algo que debería tenerse claro a la hora de analizar el porqué de la propia convocatoria en un contexto de retroceso generalizado del movimiento obrero europeo y de ascenso fulgurante de la hegemonía del gran capital, hoy profundamente interiorizada por el nuevo ciudadano-consumidor. Tenerse claro, entre otras cosas, para no pedirle peras al olmo con la perversa intención de demostrar al día siguiente que lo que teníamos ante los ojos no era un peral cargado de frutos. La vida social de hoy en día semeja más bien un yermo devastado, en el que resulta francamente raro que aún se yergan hacia el cielo, aquí y allá, algunos viejos olmos capaces, pese a su evidente deterioro, de recoger en sus ramas el hálito de la dignidad, el sonido intangible de la esperanza. Bajo furiosas ventoleras (mediáticas, pero también contantes y sonantes, concretas en sus terribles datos cotidianos), algunas organizaciones se esfuerzan por mantenerse en pie y generar solidaridad: así ahora los sindicatos de clase de los países del llamado primer mundo, incapaces ya de oponer un brazo potente de voluntad popular a los flexibles tentáculos de los actuales mecanismos del poder. Sólo desde la constatación de la derrota histórica de los movimientos de emancipación conocidos hasta ahora cabe valorar el meritorio esfuerzo de los sindicatos por llamarnos a levantar la vista más allá de la doméstica meta de la vergonzante sumisión. La convocatoria de huelga general, en ese sentido, es ya un triunfo de la voluntad en medio de la tempestad de pesimismo en la que naufragamos.
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