AMORES Y RENCORES, 5: Muchos son los que me saludan pero confidente...
A&R, 5
Muchos son los que me saludan pero confidente
ni uno sólo entre mil, como dice
la Biblia (en verso)
Amistad,
amistad…
A&R, 5
Muchos son los que me saludan pero confidente
ni uno sólo entre mil, como dice
la Biblia (en verso)
Amistad,
amistad…
TSC, 10
el crédito deviene ta
nto para el acreedor
como para el solicita
nte un objeto de tráf
ico de engaño y de a
buso recíprocos
por añadidura la des
confianza entra en e
scena aquí con estré
pito como base de la
confianza en la econ
omía política
cálculo desconfiado p
ara saber si es neces
ario o no otorgar el cr
édito espionaje de la
vida priva da etc. del
solicitante
divulgación de dificul
tades momentáneas
a fin de eliminar a un
rival y quebrantar sú
bitamente su crédito
(hay que remachar el
clavo que dejo clavad
o Carlos Marx lo hare
mos en dos próximos
poemas económicopo
líticos)
¡ELÍ, ELÍ!, 10
¿qué Dios era ese
Dios al que acaba
ba de decir sí? ¿q
ué Dios era ese Di
os del que me hab
ía enamorado? Pu
es no lo sabía. Sa
bía qué dioses no
eran mi Dios qué
ídolos me habían
sido expuestos e
n la infancia que h
orrores habían aco
mpañado mis prim
eros pasos
pero de este Dios
de ahora este Dio
s por así decirlo s
in necesidad más
allá de mi propia
necesidad de Di
os no sabía quién
era
de aquel enamora
miento súbito exu
ltante aún guardo
el recuerdo vivo e
n mi corazón aún
tengo su certeza
en mi memoria en
mi inteligencia y e
nmi voluntad aún
está conmigo y y
o con Él
pero han pasado y
a dieciseis años y
no sé a ciencia cie
rta quién es este D
ios en el que creo
al que amo
no es una máquin
a potente ni un rel
oj ni por supuesto
un señor relojero
no es un mago ni
tampoco un verdu
go
etcétera
todo lo que no es l
o puedo saber o lo
creo saber
pero quién es este
Dios del que me e
namoré hace ya di
eciseis años no sé
quién es no sé qui
en es mi Dios mi D
ios mi gran amor
¡ELÍ, ELÍ!, 9
también había tiem
po para las bromas
tiempo ganado a m
idesmedida vocaci
ón trágicocómica m
ás trágica que cómi
ca también había ti
empo para las brom
as en un convento l
leno de seriedad
nos reimos por Dio
s con Dios en Dios
nos reimos me reí
por primera vez en
venticinco años en
tusiasmado en el s
entido etimológico
estricto de la expre
sión
por ejemplo esa fot
o con la que hice u
n collage
a la monja mayor n
o le hizo gracia per
o tampoco era de e
sperar que se riera
ella de ella como yo
me reía de mí
al fin y al cabo ella
llevaba toda su vida
creyendo en Dios y
yo sólo siete u ocho
días
TSC, 9
3)
gracias a esta exis
tencia muy ideal de
l dinero el hombre n
o puede ya falsificar
otra moneda que a
sí mismo su falsa m
oneda será su prop
ia persona
deberá simular men
tir etc para procurar
se su crédito
así pues el crédito d
eviene tanto para el
acreedor como para
elsolicitante un obje
to de tráfico de enga
ño y de abuso recípr
ocos
en el crédito público
el Estado ocupa la m
isma posición que u
n individuo
en las especulacione
s con los titulos públi
cos se ve cómo el Es
tado deviene el jugue
te de especuladores
etc.
(esto lo escribió Mar
X en 1845 pero pare
Ce que mismamente
lo escribiese ayer)
18
Eras sombra
en las sombr
as un pedazo
de sombra en
sombreciéndo
lo todo a tu al
rededor
te he traido u
n momento p
ara verte a la
luz de los foc
os ante mi mi
rada ya no er
es nada
DESHOGOS,
qué despropósi
to hacer propós
ito de la enmien
da cuando no s
e cree haber pe
cado contra nin
gún mandamien
to del amor
qué tonterías lle
gan a escuchars
e de una mujer
que se siente hu
millada
mejor mandarla
bien lejos antes
de que sus tont
erías le hagan a
ún más tonta qu
e antes
mucho mejor co
rtar toda relació
n con ella y sali
r a nuevos amo
res a nuevos ca
mpos
cuánto tiempo p
erdido y no recu
perado en esas
tristes guerras
contra las tigres
as desdentadas
que amenazan
con morder don
de más duele cu
ando ya no duel
en ni sus mordis
cos ni sus lágrim
as
así tú te empeña
bas en retrasar e
l día de la partida
sin darte cuenta
de que otra vez c
aías en la tramp
a en sus garras e
sas sí afiladas
rumor de lloros s
uspiros quebrant
os desesperacio
nes a la hora de
comer hay herm
anas armadas c
on estacas abue
la echando chis
pas por los ojos
hay todo un reg
imiento familiar
dispuesto a rei
vindicar el hono
r de la niña el b
uen nombre la ho
nra de la familia t
odas esas cosas
que nada tienen
que ver con el am
or con tu amor co
n mi amor con mi
amor desde luego
que no
mejor salir por pi
ernas mejor pon
er tierra por med
io mejor tomar la
s de villadiego
pero afirmé los p
ies sobre aquella
s baldosas de tu
infancia
pero cerré los oj
os a la evidencia
pero sentí compa
sión
pero aún era pos
ible que tú me qu
isieras como yo
y metí la pata la m
etí hasta dentro d
esde entonces tu
intención sólo fue
arrancarme el co
razón para comér
telo
ya no querías sino
venganza eterna
ya nunca más am
or amor
¡ELÍ, ELÍ!, 9
abr iru nap uer ta
tras pas are lum bra l
com enz ara cam ina ral otr ola do
hac ial alu zos cur ade laf e
2)
la inversión de las
relaciones recípro
cas la hipocresía y
el engaño son llev
ados al colmo
en cuanto a aquel
que no posee cré
dito no sólo es juz
gado como pobre
sino también mor
almente como alg
uien que no mere
ce confianza ni es
tima y es tratado s
ocialmente como
un paria
además de la pri
vación el pobre
sufre una humil
lación porque d
ebe rebajarse a
mendigar el cré
dito del rico
4. Ahí estais, muertos vivos míos
Pero sí que hay hermanos, sí que hay también
amigos, aunque a veces, muchas veces, no los veo,
ni los oigo, ni sé nada de ellos, ni ellos saben
de mí, pero están, sí que están, y a su memoria
escribo, a su memoria como a una presencia
sin su presencia, como una presencia fría,
sin abrazos ni sílabas
Pero sí que hay hermanos en este silencio y hay
amigos en este silencio, amigos y hermanos,
y yo sé que los hay, pero su estar es antiguo
y su silencio antiguo y su sonrisa de tan
antigua ya no es ni sonrisa, y callan y envejecen
y de una forma extraña me buscan, no vienen,
no me quieren, me quieren, se van.
Pero sí que hay hermanos más allá de las negras
nubes del olvido y también hay amigos
que no quieren saber más de mí: ya lo saben todo,
ya lo imaginan todo, ya lo detestan todo
como se detestan los vicios de un amigo, los malos
chistes malos de un amigo que mejor haría
quedándose en silencio él también.
Ycuando llega las hora de los muertos
ahí estais, amados muertos, hermanos y
amígos míos de cada día, con la osamenta
y poco más para decirme que ahí estais,
que manteneis los recuerdos de vosotros
mismos aunque yo también los olvide y sólo ya
os recuerde como muertos muertos
sin recuerdos de vivos.
5
no ha
y más
túnele
s que
los qu
e arde
n no h
ay tún
el que
cien a
ños d
ure n
o hay
túnel
que p
or ma
l no v
enga
etcét
era y
así to
do el
refran
ero e
spaño
l
DESAHOGOS, 16
viajamos casi un mes por tierras
asturianas nuestro primer y último
viaje de novios como quien dice
aquel viaje veraniego absurdo du
rante el que no hicimos el amor
ni una sola noche ni un solo día
ni una sola vez
yo quise una ma
ñana entrarte dentro del agua den
tro del mar dentro del Cantábrico
entrarte y hacer el amor de pie ba
jo las olas con la arena a los pies
otra vez lo intenté dentro de una
cama más estrecha que nosotros
dos juntos una camita como el
féretro de los amantes de César
Vallejo ¿recuerdas la canción que
les hizo Paco Ibáñez? pues recu
érda también esa cama estrechí
sima de un hostal asturiano lo ú
nico malo que nos ofrecieron en
todo ese viaje bueno lo intenté
vagábamos hastiados el uno del
otro por las carreteras cogíamos
autobuses para no mirarnos co
míamos deprisa yo dormía la sies
ta como siempre la he dormido y
tú no te quedabas para defender
me por si algún idiota de guardia
me quería despertar
leíamos la
prensa como posesos por ver si
así salíamos el uno del otro nos
evitábamos para qué fuimos de
viaje así
llorábamos llorábamos
pero eso era normal entre noso
tros hacía mucho tiempo que llo
rábamos el uno ante el otro el u
no con el otro el uno sin el otro
llorábamos también en Asturias
patria querida mientras a nues
tro alrededor la gente se lo pasa
ba pipa bebían sidra estupenda
comían pescados jugaban a los
bolos (también yo algunas veces)
llorábamos lloramos durante todo
ese absurdo viaje
una tarde harto
ya de todo te mandé a la porra pe
ro tú sola en Asturias no podías ir
te ni a la porra un rato y entonces
comprendí que así había sido nues
tra historia hasta ese día y que así
que así sería lo que quedara de
nuestra historia y así fue
la vuel
ta fue aún peor que la ida la vuelta
fue un martirio terrible los dos tan
desunidos tan idos tan viajados el
infierno era ese viaje juntos ya lo
habíamos visitado pero nos queda
ba la famosa cueva de Covadonga
y hasta allí nos fuimos sin parar de
llover
para qué haríamos aquél ab
surdo viaje qué mal nos queríamos
qué poco aprendimos a querernos
durante cinco seis nueve años qué
mal lo hicimos todo eso ya se ve
Túneles, 4
adormilado a este lado
de la lluvia otoñal del f
río de la vida enervant
e de la ciudad en el so
fá tendido escucho Lo
hengrin como siempre
lo escucho admirado y
absorto en el hilo de lu
z que permanentemen
te parece surgir de los
sonidos la magia de W
agner la grandísima in
teligencia de aquel mú
sico y el mundo pobla
dísimo de ideas de fig
uras de temas y motiv
os de voces más allá
de las voces la músic
a perfecta sobre la qu
e leo esta noche de oc
tubre en Cioran: No te
ner sino una meta, ser
más inútil que la músi
ca ¿no es acaso ella
un ninguna-parte sono
ro? cierto cierto pero a
mí Wagner me engaña
otra vez esta noche y
me hace creer que la
música de Lohengrin
es la música de un lug
ar y de un tiempo y me
gusta fundirme como u
n metal al rojo líquidísi
mamente adormilado a
este lado de la lluvia o
toñal Lohengrin Lohen
grin ven a rescatarme
a mí también no soy E
lsa no soy Sajonia no
tengo nada contra los
húngar os no lucho no
me mata el deseo de p
oder pero tú Lohengrin
Lohengrin no necesita
s esas ni ninguna excu
sa para venir una y otr
a vez ven Lohengrin v
en ven ven Wagner te
hizo luminoso inmortal
¿acaso no es la músi
ca el lugar en el que p
asé mi niñez? ¿acaso
no es Lohengrin mi m
ejor hermano? ¿acas
o no estoy hecho de tu
misma luz? los hombr
es no saben ser inútile
s dice Cioran pero tú
y él y yo sabemos que
los niños sí
DESAHOGOS,
cuando te fuiste con o
tros porque también tú
te fuiste no me pareció
mal ni me dolió ni nada
por el estilo sólo me sor
prendió el tipo de gente
que solías elegir lo dis
tintos a mí que me pare
cían lo raros y curiosos
que todos ellos eran por
que acéptalo eran raros
y feos pero a mí eso no
me importaba ¡que no y
que no! era cosa tuya y
nada pues nada tú a lo
tuyo que yo no me me
tía en tus cosas tus gus
tos tus equivocaciones
tus rarezas tus fracasos
sólo tus ladillas me mo
les taron un poco aque
lla vez que lo hiciste con
ese anarquista que no
se lavaba ni siquiera el
haba
TAMBORES, CAMPANAS…
Resuenan los tambores
en mi corazón.
No me asustan.
Nunca me asustaron.
Tampoco las campanas.
¡Claro que no!
Tambores y campanas
encuentran siempre un eco
en mi corazón.
Lo que yo anhelo
es el sonido
del diapasón.
IMPRECACIONES
I
¿Dónde estais
hermanas, hermanos, padre nutricio,
todos estos años?
(Mamá murió hace veintiocho años
y ha estado conmigo mucho más que cualquiera
de vosotros).
No me hableis de los recuerdos, los mimos, la caricias,
complicidades, sueños.
No de las confidencias, las risas, los regalos.
Sólo el silencio amarillo de las tardes,
noticias caducadas.
¿Dónde estaban las manos y las voces, las bocas
de las bocas (esos rasgos precisamente familiares),
¿Dónde la curva del tiempo, las señales?
No volvais a mencionar el aroma del cuero y del tabaco
en que os adormecíais arropados por voces susurrantes
femeninas y el percutir contínuo de los barítonos
de más edad
Dejasteis vuestras pequeñas pisadas en la orilla
desde la que Pedro el Cruel, a caballo,
espada en alto, amenaza eternamente al clero
personificado en el obispo talcual.
vuestro rastro de migas lleva directamente
al cuarto de los niños: mediaslunas de jamón de York
y mantequilla, o de chorizo de Pamplona
(y mantequilla).
¡No me hableis de la nata de las tazas
de ardiente chocolate, de aquellas bandejas
de churros! ¡No me hableis de la risa tonta,
de las narices marcadas, del bigote que queda,
ni mucho menos
de los feos cuadernos de deberes
que nos esperaban abiertos en casa!
¡No me digais otra vez que recordais
la santa paciencia de mamá!
¡Y sus tortillas francesas con azúcar!
¿Y tú? ¿Dónde tienes el botón de volver a ser padre?
¿Y tú? ¿No tienes un coche para darme una vuelta?
¿Y tú? ¿No has podido llevarme ni una vez al cine?
¿Y tú? ¿Me tenías que llamar para contarme todos
tus problemas y después colgar?
¿Y tú? ¿No podías abrazarme silenciosamente
sin poner en peligro tu identidad?
¿Y tú? ¿No puedes acercarte con bandera de paz?
¿Y tú? ¿No hay nada en el mundo fuera de tu mundo?
¿Y tú? ¿No tienes en tu casa una bolsa de té?
Pasan los años, las crisis, las angustias
y os manteneis a prudente distancia,
muy prudente, muy distancia,
muy distancia.
¿De qué me habeis hablado
durante tantos años, mientras estaba sano,
al hilo de las vidas de vosotros mismos y de la vida
de vuestros hijos y de la vida de tanta gente
más o menos importante que habeis conocido
por ahí?
¡De qué me habeis estado hablando
durante tantos años!
¡Dejad ya de agitar las manos
y de sonreir!
II
¿Y vosotros, amigos de toda la vida?
¿Y vosotras, amigas, amantes,
buscadas con ahínco y con fe?
¿Dónde quedó vuestra compañía?
¿Os haceis compañía sin mí?
¿Acaso los años os han hecho amigos
y amigas y amantes a mis espaldas?
¿Os mirais todo lo que no me veis?
¿Os decis todo lo que no me decís a mí?
¿Repetís las palabras que un día fueron mías
para endulzaros la vejez?
¡No me vengais con excusas! ¡No hay
excusas que valgan para vuestra dejadez!
¡Y yo, que os dediqué mis mejores momentos!
¡Y yo, que os animé cuando decíais, llorando,
que ya no lo podías resistir, cuando hicísteis
añicos las fotos más amadas, los muebles, los paisajes!
Y cuando todos se os pusieron de espaldas,
¿quién paseó con vosotros por plazas
Yypaseos de la ciudad?
¿Quién os llevó a tomar cervezas, bocadillos,
ante las largas miradas de la envidia?
¡Ah, los viejos amigos cargados de canas!
¡Ah, las viejas amigas arrugadas!
¡Ah, los suspiros de todas las amantes
cuando sopla el viento!
Porque ya no estais.
No amais, ni acompañais, ni compartís.
¿Eran éstas de ahora las futuras alianzas
de nuestra juventud?
Habeis cambiado mucho.
Yo también he cambiado.
Yo también he cambiado.
He cambiado tanto que ya no marco
el número ni os llamo. Tanto he cambiado
que ya no espero la llamada esperada
durante tantos años. He llegado a la edad
del silencio a la fuerza, de la paz con pastillas,
del recuerdo fugaz de lo tantísmo
que quise quereros, de lo que quise creer
que algunos de vosotros me queríais,
que algunas de vosotras me habías llegado
a querer.
¡Borradme de las guías de vuestros móviles
y de vuestras viejas agendas de papel!
¡Borradme de vuestros recuerdos!
¡No quiero estar pegado a vuestra carne
como una pegatina desteñida!
¡No me negueis la negación que hicisteis
en cuanto enfermé! ¡La crucecita, la raya,
el paréntesis, la señal de peligro!
¡No afirmeis nada que os pueda
venir grande!
¡Y no hagais aspavientos!
¡No cabeceéis!
Camaradas, no puedo más.
Camaradas,
vosotr@s,
Que sois generos@s
Y comprensiv@s
Con vuestra gente,
Seguramente
Me perdonais.
Pero yo estoy tan mal
Que no sé perdonarme
La debilidad.
Porque no puedo más.
Camaradas,
Si estuve con vosotr@s
En tantos otros tiempos,
¿cómo vivir ahora
En mi rincón de la pena,
Sin salir a luchar?
Porque no puedo más.
Camaradas,
¿cómo puedo pediros
Que comprendais
Mi silencio
De ahora?
Me tengo que apartar
Porque no puedo más.
Porque no puedo más.
TSC, 7
(seguimos con la
nota 11 del volum
en primero de los
Grundrisse de Ka
rl Marx su manus
crito de 1844-45)
en el sistema de
crédito la natura
leza enajenada
del hombre se a
firma doblement
e bajo la aparien
cia del supremo
reconocimiento
del hombre
1)
la oposición en
tre el capitalista
y el obrero entre
el capitalista gra
nde y el pequeñ
o se agrava ya
que el crédito no
es otorgado más
que a aquél que
ya posee y es p
ara el rico una
nueva ocasión
de acumulación
como el pobre
ve toda su exis
tencia afirmada
o negada a volu
ntad del rico y s
egún el juicio co
ntingente de éste
piensa que toda
su existencia de
pende de esta o
portunidad
(continuará con
el 2) y el 3) que
hablan de hipoc
resía del hombr
e convertido en
falsa moneda d
e la desconfian
za mutua del E
stadoy aún de
más cosas inter
esantísimas)
¡ELÍ, ELÍ!,
ellas me ofrecen el agua bendita
cada noche al final de los últimos
rezos no puedo negarme a tomar
la ni quiero santiguarme con ella
en mis dedos
pongo la mano en el pecho junto
al corazón y miro a esa mujer es
condida en su disfraz
ella me mira todas me miran con
curiosidad también con cariño
y yo permanezco ahí de pie con
la mano en el corazón y ellas me
miran serias ante mi misterio
esta noche ante sus miradas he
llorado y se han asustado y no
he podido dejar de llorar
al otro lado de los pasillos la noche
me ha engullido y con la noche los
sueños
TÚNELES, 3
estábamos allí e
stábamos allí no
era falso el brillo
del agua no era
mentira el rumor
de los árboles no
inventábamos lo
s colores del cie
lo estábamos all
í allí allí allí allí a
llí cuántas vidas
harían falta para
volver a estar all
í ante aquel espe
jo del mundo con
nosotros dentro