ANTONIO GRAMSCI: UN HOMBRE QUE NO SE RINDIÓ. Y NUESTRA SITUACIÓN ACTUAL
ANTONIO GRAMSCI: UN HOMBRE QUE NO SE RINDIÓ Y NUESTRA SITUACIÓN ACTUAL
El 29 de mayo de 1933 Antonio Gramsci escribió en una carta a su cuñada Tatiana sobre su situación personal (“Lettere dal carcere”, Einaudi, 1975, carta 349, p. 785).
“Hasta hace algún tiempo yo era, por así decirlo, pesimista con la inteligencia y optimista con la voluntad. Es decir, aunque veía lúcidamente todas las condiciones desfavorables y fuertemente desfavorables para toda posible mejora de mi situación (tanto la general, en lo concerniente a mi posición jurídica, como la particular, en lo concerniente a mi salud física inmediata), pensaba que con un esfuerzo racional, con paciencia y arte, sin despreciar nada para organizar los pocos elementos favorables e intentar neutralizar los muchísimos elementos desfavorables, podría obtener un resultado apreciable, podría conseguir, por lo menos, vivir físicamente, detener el terrible consumo de energías vitales que me va postrando progresivamente. Hoy ya no pienso así. Esto no quiere decir que haya decidido rendirme. Pero sí quiere decir que ya no veo ninguna salida concreta y no puedo contar con ninguna reserva de fuerzas”.
Pese a todo, Gramsci estudiaba y escribía. A ese mismo año de 1933 corresponden los cuadernos 1 (notas diversas sobre varios temas), 2 (elementos de política) , 44 y 22 (notas diversas). ¡Y aún sobrevivió en ese calvario hasta abril de 1937!
Esas frases de Antonio Gramsci sobre su circunstancia personal expresan perfectamente cómo nos sentimos muchas otras personas en algún momento de nuestras vidas. Son, por ello, tan íntimamente personales como universales.
Pero es que hay muy pocos testimonios escritos en los que se exprese tan claramente un análisis de la situación concreta no sólo de un ser humano concreto en un momento concreto, sino incluso la situación concreta de todo un grupo humano (l@s explotad@s del mundo) en un momento concreto de la historia de la lucha de clases. Por ejemplo, en este mismo de ahora.
Y, sin embargo, no nos rendimos.
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