TARIQ ALI: "AÑOS DE LUCHA EN LA CALLE. UNA AUTOBIOGRAFÍA DE LOS SESENTA". UN ESTUPENDO LIBRO
TARIQ ALI: “AÑOS DE LUCHA EN LA CALLE”
He caído en la trampa, y ya lo siento.
Acabo de leer un estupendo libro sobre la militancia política de un joven en los sesenta. El joven era pakistaní pero estudiaba en Londres. Era un joven marxista independiente pero filotrotskista (llegó a estar en la dirección de la IV Internacional un rato, más que nada por admiración hacia Mandel y algún otro). Se llama Tariq Ali. Ha publicado “Años de lucha en la calle. Una autobiografía de los sesenta” (Foca, 2005), con sus recuerdos de activismo de aquellos años, un activismo centrado en la defensa de los vietnamitas contra la barbarie guerrera del imperialismo yanqui pero abierto a las grandes movilizaciones estudiantiles del sesentayocho y a los problemas candentes de la vida política de la época: la China de Mao, la guerrilla del Che, la primavera checoslovaca…
He leído ese libro con tanta pasión en el cuerpo como imagino puso su autor al escribirlo. Sus viajes a Bolivia (en rescate de Regis Debray), a Vietnam en guerra, a su Pakistán natal, además de sus muchas correrías a lo largo y ancho del Reino Unido, sus encuentros con jóvenes tan airados como él mismo, sus tareas periodísticas, sus actos públicos junto a personalidades del arte y de la cultura, con Bertrand Russell a la cabeza, Vanesa Redgrave, John Lenon...
Me he emocionado en sus páginas y he revivido mi propia “iniciación” personal en las lecturas y aventuras, en el compromiso social y en las actividades políticas. Tariq Ali es, por su edad, un “hermano mayor” mío y así lo he sentido mientras atisbaba su peripecia y percibía el pálpito de su propia emoción.
Es un libro excelente, una seria y atractiva narración de un hombre que además de ensayos políticos ha publicado novelas de cierto interés. En castellano hay traducidas varias cosas suyas y merece la pena buscarlas y leerlas.
Mi problema, esta mañana, es que he caído en la trampa de la desesperanza justo a la bajada del monte de la exaltación. Ya las últimas páginas del relato de Tariq Ali me llevaron cuesta abajo, cuando cuenta en qué han ido quedando algunos de los protagonistas de las grandes luchas de aquellos años: sus traiciones, desapariciones, suicidios…
No he podido impedir que, al despertar esta mañana, esas últimas gotas se hayan colado en el cerebro con una fuerza arrasadora insoportable. ¡Y sé que no es lo principal que me ha contado ese libro! Pero cada cual tiene su biografía y en la mía también hay un momento de inflexión a partir del cual no veo el horizonte despejado. ¡Qué digo! Lo que veo son oscuridades más oscuras que las del mismísimo Averno!
Observo la situación política en España y en el mundo, intento comprender mejor lo que no estudié a fondo, repaso viejos amados textos, leo las novedades de cada día sobre las nuevas luchas, los nuevos objetivos…y no puedo impedir que una amarga luminosidad de quirófano me haga ver los campos de la derrota, las vastas estepas desoladas de la desorganización, el fondo brillante de las cuevas de los Alíbabás de ahora…¡Lo que daría por un hilo de Ariadna!
Pero no hay hilo ni Ariadna que valga. Sé que sólo de entre nosotr@s mism@s puede surgir la fuerza que nos haga de nuevo un peligro público, un motivo de alarma para los poderosos del planeta. ¿Pero cuándo y dónde surgirá esa fuerza? ¿Resistiremos vivos y lúcidos hasta ese momento? ¿Y qué podemos hacer para que la pequeña rueda de los acontecimientos mueva la gigantesca rueda de la conciencia y el deseo de cambio social?
Esta mañana debería estar alegre por haber encontrado un “hermano mayor”, otro más en el mundo. Pero lo que busco esta mañana con verdadera desesperación es un hermano pequeño, un hermano pequeño que me saque de casa y me haga oír el fragor de unas nuevas luchas a las que pueda entregar mi contribución.
¿Dónde estás, desconocido hermano esperado, que no vienes a mí? ¿Adónde tengo que salir a buscarte?
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